Hay un espacio y un tiempo en el cual las preguntas se desarrollan por si mismas. En la búsqueda constante de intentar buscar respuestas nos perdemos los procesos que abren nuestros ojos lentamente en la dirección a seguir. Desde un vientre con voluntad de caminar y en momentos empujar lo inamovible respire desde el diafragma para calmar los miedo y confiar en la pausa. La confianza sobre qué es la confianza profunda, y mis reflexiones en este día para tratar de encontrar en mi el por qué busco ciertas respuestas y no confío en ciertas relaciones por un miedo quizás a controlar lo incontrolable.

Siento que en el aprendizaje de este momento me quedo prestando atención a las cosas en las cuales confío. La confianza en las cosas irrevocablemente inciertas que tienen una continuidad en movimiento y un sentido de existir. En el caminar de la vida nos vamos protegiendo por diferentes motivos: el miedo al abandono, las experiencias vividas, el entorno etc. Y caminamos en la búsqueda de una seguridad que inevitablemente siempre va a ser variable, flexible y en constante transformación como la vida misma y nuestro propios cuerpos.

Somos en definitiva carne mutable, una carne que envejece y se transformar al igual que nuestros recuerdos.

Y sólo confiando profundamente en los pasos que damos y sin miedo a dejarnos guiar por ellos será como el cuerpo de la metáfora de una recompensa vivida. Y es así en esa profunda confianza en un amor que se escapa de la llama de nuestros dedos como podemos encontrar una pequeña libertad. Por que es ella, esa palabra tan violada, mutada y amada a lo largo de la historia; la que se encuentra en los pequeños placeres y en los actos de justicia que todavía se pueden lograr en la tierra en la que vivimos.

Por que es hoy mas que nunca cuando el amor y la libertad son irrevocablemente dos derechos absolutamente necesarios e imprescindibles. En esta época en la cual se quiere dar un valor productivo hasta al aire que respiramos, tenemos que pararnos a escuchar nuestra respiración y dejarnos guiar por un amor inconsciente.

Un amor que posiblemente no encaje con los cánones establecidos ni con los tiempos acelerados.

Un amor que simplemente confía en la escucha, el olor al otro y la unión de unas carnes que viajan y se transformarán como las memorias que están contenidas en ellas.

País Vasco, 2018